Una tarde de agosto, pero no una tarde cualquiera
la brisa marina acariciaba mi rostro
y la mirada serena y profunda de unos ojos
llenos de amor y ternura, hicieron posible ver un lindo atardecer
…el mar iba perdiendo su color azul,
y el horizonte aun resplandecía con el atrevido sol…
el sonido de las olas y uno que otro alcatraz revoloteando
se unieron para regalarnos su linda melodía…
Unas manos tibias esperaban las mías
para entrelazarse y caminar hacia un mundo nuevo
y mirarlo igual que ese atardecer…
lleno de colores y suspendo…
El ocaso, el mar, la brisa y la tibia arena de esa tarde
fueron los testigos de una inmensa locura…
y unos labios deseosos de recompensa
los testigos de deliciosos besos de amor…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo has cambiado, me acuerdo de cuando escribías en el fotolog, no se parecía en nada a esto.
ResponderEliminarya ves...y tampoco hace tanto...
ResponderEliminaroniichan mola ^^
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