miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mi historia de mi

Vienes a mi constante y caprichosa cual ola de mar,
y dejas en mí tu efímera bruma encantadora .
Ha pasado el tiempo y la sal de tus aguas aun duele en mis viejas heridas,
evocando el dolor que por tí sentí otrora.
Regresas un momento y luego te vas,
y en tu vaivén mi corazón se estremece;
me dice a gritos no poder mas.


Tus vientos avecinan tormenta y huyo de ti como idiota,
temeroso de sentirte nuevamente señora de mi alma,
vil lacayo de tu sonrisa.
Intento escapar pero no hay escape a tu brisa,
me intento esconder, cerrar los ojos para no ver,
pero tu mirada socava mi ser y camino a ti sin prisa.
Respiro profundo y me miento a mi mismo: ya no soy el mismo.

Me hablas y frunzo el ceño, queriendo parecer serio,
tu dices palabras tiernas que endulzan mi recelo.
Me miras y me haces creer que ahora todo va a estar bien,
tu presencia me reconforta y sucumbo a tus aguas,
pensando lo tonto que fui al renegar del calor de tu océano,
pero en mi jubilo olvido que eres veleidosa como ninguna,
y justo cuando me veo de nuevo ahogado en ti
la marea te llama y debes regresar al horizonte infinito,
y quedo yo tendido una vez mas en la arena, triste y adolorido,
con el calor de tu alma aun impregnado en mi ser,
amándote, extrañándote.

Y pienso en correr de nuevo,
para buscar en los errantes caminos mi sosiego,
pero eso solo será hasta que te regrese la marea,
en forma de ola de mar…

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